Los buses han sido el mejor vehículo para apreciar e
introducirme a nuevas ciudades, observar con mucha calma (al menos) el cambio
gradual de la geografía, extenderse parajes que alguna vez vi en las
enciclopedias y sentir ese encuentro entre lo que imaginaba al lugar real; no
fue lo mismo imaginar un delta o una bocana que navegar en uno, sumergirme en
aguas de río y sal. Todo se hacía tan lento, sólo le faltaba un piano
acompañando para dejar al corazón salir de la jaula de penas y miedos. Cerrar
los ojos y sumergirse, en lo oscuro: la paz. Salir a flote y asombrarme del
nuevo mundo que encontraba entre las pestañas húmedas. Retar a una nueva ola,
tocar el caparazón de unas tortugas galápagos, creer que debo tener una coraza
igual de dura y quedarse frente a frente con el sol y pensar que no hay tiempo,
sólo estar y arrojarse a nuevas aguas.
Existe una bandada
de aves rotas
cruzando el espejo
de aves rotas
cruzando el espejo
¡Tú!
el de alas enteras
sé pez
y destínate el ahogo
el de alas enteras
sé pez
y destínate el ahogo
Humano solo
algunas veces quebradizo
y de alas débiles
algunas veces quebradizo
y de alas débiles
¡Tú!
disfraz de corderos
sé lobo
y destínate al hambre
disfraz de corderos
sé lobo
y destínate al hambre
Existe un muelle
comida para el cielo y el mar
encuentros al azar
y un puñado de sal
para morir en sed
en cada despedida
comida para el cielo y el mar
encuentros al azar
y un puñado de sal
para morir en sed
en cada despedida
(El Ñuro, Piura. 04 de septiembre de 2015)
Hasta un próximo… post.