lunes, 14 de febrero de 2011

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Día de San Volantín

Hoy es lunes, ¿en serio? Sí, porque ni me percaté que llegó el celebrado 14 de febrero… A diferencia de los años anteriores, no he recibido miles de correos para decirme: “Ingrato, escribe”. Sólo sé que hace dos días creo haber brindado en memoria de todos esos amores efímeros… bueno, todos terminan siéndolo.

Hasta ocho horas continuas duran las lluvias en esta ciudad. Sólo leo en los periódicos locales cómo se inundan las zonas más pobres y me quedo con un nudo en la garganta sin poder reportarlo… por eso estuve bajoneado, no me quedó otra que quedarme tras la ventana viendo el cielo nublado terminando de escribir relatos que dejé inconclusos.

No soy pollo, aunque más parezco codorniz, pero mejor voy al grano.

Había una vez… no, así no empieza. Érase un sábado que un pelado salió junto a pata (pelado en potencia) a chupar (tragos), fueron de aquí para allá porque todos los bares estaban llenos.
-Rebobinando- Sólo vimos a bastante gente parada en el umbral de los locales mirando como media hora cómo caía la lluvia, tal vez estaban multiplicando la gravedad por su masa para comprobar la velocidad de cada gota de lluvia. Pedimos permiso para entrar a uno que parecía disponible, notaron nuestra presencia y retornaron primorosos a calentar sus sillas o moverse al son de la voz de una zambita que tenía una gran… repertorio, porque cantaba desde las más antiguas de Eva Ayllon, pasaba por Marisol, Shoking Blue… uuuf, sólo le faltaba cantarse un remix de Lady Gaga y Sonia Morales y a esta tía sí que se le podía llamar versátil. ¿Dónde la encuentras? Está en Los Balcones, entre los jirones Puno y Arequipa -ojala me den una jarrita por hacerles propaganda-.
Y nada… todo seguía lleno, y si habían bares libres… vendían exclusivamente chela (helada) y lo que buscábamos era un vaso de whisky para cada uno.

Como último recurso: la Rústica.
Qué raro miraba el vigilante a mi pata antes de entrar al Real Plaza, hasta que entendimos el porqué con las millones de miradas que se dirigieron hacia nosotros en la puerta de este local, ¿qué había pasado? Una radio (no lo diré, no, no, ya pues… Studio 92) estaba organizando una fiesta sólo “para chibolos”. ¡PLOP! Así que de regreso al centro.

¿Adónde ahora?
La noche estaba más llena de preguntas que de estrellas. No quedaba más que ir a un local que tocan música latinoamericana y chupar chela.

Al mismo estilo de Natalie Portman tuvimos que cruzar las calles o nos mojábamos las tabas… y llegando a la esquina de los jirones Cuzco y Ancash veo detrás de una mampara en una tele de 42 pulgadas (más o menos) el video clip The Hardest Part de Coldplay, me emocioné, casi salto… y como si estuviese en mi casa entré, un mozo afable me dice que tienen calientitos, chela y más chela, sin despegar la mirada de la pantalla le pregunto si tienen whisky, me dice que sí… ¿etiqueta roja? La noche se armó. I was happy!

Uno: La parte más dificil

Me fue inevitable no evocar algún recuerdo mientras una viejita de ochenta y cuatro años hacía piruetas junto al joven Spencer y Chris Martin tocaba el piano.

And the hardesr part
Was letting go, not taking part

Habían pasado cinco años desde que salió esa canción y todo un conjunto de momentos regresaron y se hicieron sitio entre mis pensamientos.

I could feel it go down
Bittersweet, I could taste in my mouth
Silver lining the cloud
Oh and I wish that I could work it out

Lo de bueno es que fueron tiempos en los que tuve partida para llegar a la eternidad en algún momento.

Dos: Sentir

Las cosas se volvieron en blanco y negro porque empezaban a tocar un piano, era suave y con un solo ritmo: Feel de Robbie Williams.

I don’t wanna die,
But I ain’t keen on living either.
Before I fall in love…


Me pareció caminar nuevamente por las calles de Jesús María, inmerso en una conversación interminable, me sentí tan cómodo como aquella vez.


I just wanna feel real love,
Feel the home that I live in.
’cause I got too much life,
Running through my veins, going to waste.


Fue tan real que sentí ese aroma que desplegaba el cuello al que quise junto a sus demás partes que me permitieron explorar un mundo inimaginable.

La noche se convertía en madrugada en pleno llanto.
Las demás personas del local cantaban La playa de la Oreja de Van Gogh, pero creo lo hacían porque las calles parecían una.
Ya cuando todos se fueron, pedí un video de Radiohead y pusieron Creep.

When you were here before, 
Couldn't look you in the eye
You're just like an angel, 
Your skin makes me cry


No bebí, absorbí todo el líquido de mi segundo vaso y salí tarareando “But I'm a creep, I'm a weirdo, what the hell am I doin' here? I don't belong here”.

Al final creo canté una gran verdad. Quienes me conocieron dirían los mismo, aunque haya acabado más mojado que cuando llegué a mi casa.
No siempre se da la misma constancia luego que todo acaba… las relaciones se diluyen por diferentes cosas, se dilatan y se hacen un trabajo más pacienzudo mantener contacto.
Todos terminamos olvidándonos en algún momento de alguien o de su cuenta de Facebook, o de su Twitter o de los post de su blog.

Feliz día.
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