
Los
ecos de las bombardas llamaron la atención de todos los pueblos aledaños, las
chispas se expandían entre lo más alto de las montañas; desde Mayunmarca, Serapio
que languidecía pudo despertar, sobó su vientre y alistó el mejor traje para
emprender camino hacia Cosme, donde los
poblanos llegados de muchos lados, mayormente de Lima, empezaban a festejar...